"En Caso de Crisis Despida..."
Trabajadores despedidos de la Alumbrera denuncian persecuciones, complots y connivencia política, judicial y gremial para tapar graves irregularidades de la minera. El caso de dos ex empleados que quieren llevar su reclamo ante la justicia.
Según un ex integrante del staff de Minera Alumbrera, ya son 220 los trabajadores despedidos por la empresa. La mayoría de ellos son personal del staff (cargos jerárquicos) pues son contratados y no están bajo convenio laboral.
De acuerdo a su relato, autoridades de la mina le habrían inventado una causal de despido para echarlo con alguna justificación: “me pusieron en una oficina con el legajo, la denuncia y la baja” para que firmara y se vaya calladito. Esta persona firmó pero aclarando por escrito su disconformidad con el acto, para que la Alumbrera no simule una renuncia consentida. “Es una mafia”, nos afirmaba con indignación; en las oficinas de la minera “a la gente la engañan… le hacen firmar cualquier cosa”. Agregó que la empresa hace renunciar a los empleados prometiendo indemnización y se recibe en cambio una causa inventada para echarlos con justa razón.
La verdadera causa de su despido habría sido un reclamo por un incremento salarial que le adeudaban desde hacía mucho tiempo, pues ya contaba con doce años de trabajo en la Alumbrera. Según él, la insistencia en su reclamo determinó su destino.
Cuando le consultamos si efectuaron quejas ante el Ministerio de Trabajo, el ex técnico de staff de la mina dijo que allí “se tapa todo”. Las denuncias se realizan, pero los expedientes se cajonean. Sólo puede moverse una causa con abogado particular, siempre y cuando acepten enfrentarse a un peso pesado como la Alumbrera.
El otro ex empleado que era chofer de los enormes Caterpillar de carga, agregó que los jueces laborales se declaran incompetentes por razones de jurisdicción, aunque a él le suena a connivencia, coimas y presiones. Su abogado presentó un recurso hace cuatro años a la “Corte Suprema” de Catamarca y aún no ha tenido ninguna respuesta.
Este ex trabajador de la mina entró en febrero de 1997 y fue echado en octubre 2005. Su persecución (promovida por los subalternos “cipayos del personal jerárquico” y el personal jerárquico mismo), comenzó desde el tercer año que trabajaba en la planta.
Se lo acusó de discriminación por insultar de forma violenta a una empleada de limpieza y a un subalterno. Catamarcactual tuvo acceso a una copia de su telegrama de despido y en él se nota una gran ambigüedad y falta de precisión en los argumentos con que se justifica la decisión de la empresa.
La chica fue supuestamente extorsionada para que
hable, ya que el ex chofer alega que la empresa no tenía ningún motivo para echarlo en cuanto a su desempeño laboral.
Según su relato, el despido vino sin siquiera citarlo a que de explicaciones.
Lo que realmente molestó a la empresa, según el operario, fue que se quejaba una y otra vez ante los supervisores los problemas que él detectaba en los equipos. Dijo que sus superiores constantemente lo ignoraban. Sumado a ello, y pese a sus reclamos, se habrían negado a cambiarle la deteriorada butaca sobre la que tenía que estar sentado casi doce horas diarias. Ello habría bastado para que se prepare el despido de este hombre.
¿Sindicatos cómplices?
De acuerdo al ex chofer, los gremialistas de AOMA (Asociación Obrera Minera de la Argentina) “una sola vez fueron a la Mina”. La única reunión que afirma tener en su memoria fue en la sala de convenciones que la misma Minera Alumbrera cedió para el gremio; algo bastante extraño para la realización de una reunión de este tipo.
Ambos entrevistados afirmaron que ningún empleado denuncia ante AOMA por temor a que los delate ante la empresa. “¿Quién va a largar la primera piedra? ¡Nadie! “yo no le voy a pagar una cuota al sindicato para que después reciban coimas de la empresa”, aseguran.
Marcelo Fara es un ejemplo que citaron ambos. Se trata de un delegado gremial que tuvo que abandonar la mina por las presiones de sus superiores. Fara les habría hecho escuchar a los operarios las conversaciones telefónicas con sus superiores, quienes le pedían al delegado que nos les de letra para que no se “aviven esos negros de mierda”. Pero nunca efectuó ninguna denuncia. También lo echaron, “recibió la plata y se fue, se cansó”, afirma el ex integrante del staff técnico.
Los ex trabajadores puntualizaron un dato por demás llamativo: en una empresa que cuenta con 1500 obreros bajo convenio, hay sólo 45 afiliados al gremio de los mineros. El ex técnico del staff afirma que le dieron $130.000 a un delegado compañero de trabajo para que también haga la vista gorda ante los reclamos de los trabajadores. Además aseguró que “a los delegados -cuando son las elecciones- le dan $12.000 a cada uno (…) si son operadores, les dan un cargo de staff”.
Finalmente aseguraron que el 90% del personal es extranjero o nacido en otras provincias: de los aproximadamente 2000 empleados (entre operarios, supervisores y personal del staff) sólo 200 –o menos- son catamarqueños.
Un dato a tener en cuenta es que todas las fuentes consultadas coinciden en que los abusos y maltratos laborales no existían cuando los cargos jerárquicos, en los primeros tiempos de la mina, eran ocupados por extranjeros. Los problemas comenzaron con la llegada de los argentinos a los cargos de staff.
Hasta ahora suman seis los ex empleados de la Alumbrera que ya iniciaron acciones legales en contra de La Alumbrera, pero creen que aún falta que más compañeros y ex compañeros de trabajo se sumen a su reclamo, pierdan el miedo y se animen a contar “toda la verdad”. Están siendo asesorados por una luchadora por los derechos humanos que les proveerá de un abogado laboral competente que les permita tener el apoyo legal para denunciar (tal como ellos pretenden) públicamente ante la justicia los abusos que afirman haber sufrido.
Según un ex integrante del staff de Minera Alumbrera, ya son 220 los trabajadores despedidos por la empresa. La mayoría de ellos son personal del staff (cargos jerárquicos) pues son contratados y no están bajo convenio laboral.
De acuerdo a su relato, autoridades de la mina le habrían inventado una causal de despido para echarlo con alguna justificación: “me pusieron en una oficina con el legajo, la denuncia y la baja” para que firmara y se vaya calladito. Esta persona firmó pero aclarando por escrito su disconformidad con el acto, para que la Alumbrera no simule una renuncia consentida. “Es una mafia”, nos afirmaba con indignación; en las oficinas de la minera “a la gente la engañan… le hacen firmar cualquier cosa”. Agregó que la empresa hace renunciar a los empleados prometiendo indemnización y se recibe en cambio una causa inventada para echarlos con justa razón.
La verdadera causa de su despido habría sido un reclamo por un incremento salarial que le adeudaban desde hacía mucho tiempo, pues ya contaba con doce años de trabajo en la Alumbrera. Según él, la insistencia en su reclamo determinó su destino.
Un gerente de minas le habría dicho que no sea bocón, que a la empresa no le convenía que hablara. También denunció que Recursos Humanos le ofrecieron más de $100.000 para que todo quede en la nada, y el se negó. Le amenazaron con acciones judiciales y le dictaminaron una “resolución de contrato” que equivale a despedir a una persona que ya dejó de ser útil a la empresa. Esta persona afirmó que estuvo 11 de los 12 años de servicio bajo la calificación más alta (4). En el último año le pusieron un 1 (no cubre las expectativas).Piensa denunciar todo lo que sucede en la empresa, pues tiene poco que perder. “Ya me destruyeron la familia, me destruyeron psicológicamente, me sacaron el jugo durante doce años” expresó con énfasis y enojo.
Cuando le consultamos si efectuaron quejas ante el Ministerio de Trabajo, el ex técnico de staff de la mina dijo que allí “se tapa todo”. Las denuncias se realizan, pero los expedientes se cajonean. Sólo puede moverse una causa con abogado particular, siempre y cuando acepten enfrentarse a un peso pesado como la Alumbrera.
El otro ex empleado que era chofer de los enormes Caterpillar de carga, agregó que los jueces laborales se declaran incompetentes por razones de jurisdicción, aunque a él le suena a connivencia, coimas y presiones. Su abogado presentó un recurso hace cuatro años a la “Corte Suprema” de Catamarca y aún no ha tenido ninguna respuesta.
Este ex trabajador de la mina entró en febrero de 1997 y fue echado en octubre 2005. Su persecución (promovida por los subalternos “cipayos del personal jerárquico” y el personal jerárquico mismo), comenzó desde el tercer año que trabajaba en la planta.
Se lo acusó de discriminación por insultar de forma violenta a una empleada de limpieza y a un subalterno. Catamarcactual tuvo acceso a una copia de su telegrama de despido y en él se nota una gran ambigüedad y falta de precisión en los argumentos con que se justifica la decisión de la empresa.
La chica fue supuestamente extorsionada para que
hable, ya que el ex chofer alega que la empresa no tenía ningún motivo para echarlo en cuanto a su desempeño laboral.
Según su relato, el despido vino sin siquiera citarlo a que de explicaciones.
Lo que realmente molestó a la empresa, según el operario, fue que se quejaba una y otra vez ante los supervisores los problemas que él detectaba en los equipos. Dijo que sus superiores constantemente lo ignoraban. Sumado a ello, y pese a sus reclamos, se habrían negado a cambiarle la deteriorada butaca sobre la que tenía que estar sentado casi doce horas diarias. Ello habría bastado para que se prepare el despido de este hombre.
¿Sindicatos cómplices?
De acuerdo al ex chofer, los gremialistas de AOMA (Asociación Obrera Minera de la Argentina) “una sola vez fueron a la Mina”. La única reunión que afirma tener en su memoria fue en la sala de convenciones que la misma Minera Alumbrera cedió para el gremio; algo bastante extraño para la realización de una reunión de este tipo.
Ambos entrevistados afirmaron que ningún empleado denuncia ante AOMA por temor a que los delate ante la empresa. “¿Quién va a largar la primera piedra? ¡Nadie! “yo no le voy a pagar una cuota al sindicato para que después reciban coimas de la empresa”, aseguran.
Marcelo Fara es un ejemplo que citaron ambos. Se trata de un delegado gremial que tuvo que abandonar la mina por las presiones de sus superiores. Fara les habría hecho escuchar a los operarios las conversaciones telefónicas con sus superiores, quienes le pedían al delegado que nos les de letra para que no se “aviven esos negros de mierda”. Pero nunca efectuó ninguna denuncia. También lo echaron, “recibió la plata y se fue, se cansó”, afirma el ex integrante del staff técnico.
Los ex trabajadores puntualizaron un dato por demás llamativo: en una empresa que cuenta con 1500 obreros bajo convenio, hay sólo 45 afiliados al gremio de los mineros. El ex técnico del staff afirma que le dieron $130.000 a un delegado compañero de trabajo para que también haga la vista gorda ante los reclamos de los trabajadores. Además aseguró que “a los delegados -cuando son las elecciones- le dan $12.000 a cada uno (…) si son operadores, les dan un cargo de staff”.
Finalmente aseguraron que el 90% del personal es extranjero o nacido en otras provincias: de los aproximadamente 2000 empleados (entre operarios, supervisores y personal del staff) sólo 200 –o menos- son catamarqueños.
Un dato a tener en cuenta es que todas las fuentes consultadas coinciden en que los abusos y maltratos laborales no existían cuando los cargos jerárquicos, en los primeros tiempos de la mina, eran ocupados por extranjeros. Los problemas comenzaron con la llegada de los argentinos a los cargos de staff.
Hasta ahora suman seis los ex empleados de la Alumbrera que ya iniciaron acciones legales en contra de La Alumbrera, pero creen que aún falta que más compañeros y ex compañeros de trabajo se sumen a su reclamo, pierdan el miedo y se animen a contar “toda la verdad”. Están siendo asesorados por una luchadora por los derechos humanos que les proveerá de un abogado laboral competente que les permita tener el apoyo legal para denunciar (tal como ellos pretenden) públicamente ante la justicia los abusos que afirman haber sufrido.
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