2 de junio de 2008

El Olvido Nuestro de Cada Dia...

"Más allá de latidos y amapolas y sueños,
más allá del espanto y la ceniza,
lo que fue recomienza"

Ayer, 1 de junio, se cumplieron 20 de años de la muerte del gran escritor catamarqueño Luis Franco, y no hubo un solo acto de recordación, ni organizado por el Estado provincial, ni por la Universidad, ni por ninguna organización de cualquier índole, confirmándose así el extraño destino marginal de un poeta magno.

En ese doloroso olvido incurrieron muchos que cuando pueden se expresan a favor de los catamarqueños y la catamarqueñidad, siempre con sinceridad desde ya, pero lo que demuestra que la sinceridad no es una virtud en si misma, y que hay un tipo de sinceridad en nuestra provincia tan confusa que resulta peor que una mentira.

En el año 1941, al referirse a la obra del gran autor belicho, el reconocido escritor Roberto Arlt dijo que "un silencio fervoroso ha saludado la aparición de la monstruosa obra de este poeta que, como Walt Whitman, podría decir de sí mismo: 'Yo no soy un hombre, soy una batalla'”. Hoy bien podría decirse que la batalla continúa librándose.Un escritor que plasma en una extensa y vívida literatura su patria esencial ("nosotros pisamos las uvas, pero el vino lo beben los que nos pisan a nosotros"), para algunos merecerá el olvido, pero para la mayoría es necesario que se hable de él.

Es necesario que se hable de él y de su obra para que la memoria de la resistencia se conserve, si no en una provincia y un Estado que corre el riesgo de ser olvidadizo, al menos en algunos corazones atentos a la calidad humana.La única pasión personal que conservó a través de los años, con la del pudor, fue la poesía. Había escrito reconocidas obras que tenían la cualidad de lo que él era, es decir la transparencia misma.En nuestra provincia, es frecuente observar casos como el de Luis Franco, en el que la calidad de su obra se muestra tan lejana de la difusión y al reconocimiento que merece. Olvidada prácticamente.

Una cualidad muy nuestra claro, vaya uno a saber porqué.Ello, sin embargo, no es absolutamente casual ni es resultado de una "mala fortuna" crítica. En buena medida es el costo de una concordancia sin la cual el poema -como cualquier obra de arte- carece de destino. La que existe entre la forma de hacer o de decir, y la manera que cada uno tiene de habitar la vida.

..."De pronto te me apareces…
¿Dónde?
Y cierro bien los ojos porque no te me vayas.
Pero no hay más que tu ausencia,
la ausencia que agranda la noche.
Luis Franco.

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